MÚSICA Y LETRAS: Stephen Sondheim
LIBRETO: James Goldman
TRADUCCIÓN: Roser Batalla y Roger Peña
DIRECCIÓN MUSICAL: Pep Pladellorens
DIRECCIÓN DE ESCENA: Mario Gas
ESCENOGRAFÍA: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso
ILUMINACIÓN: Paco Ariza
VÍDEO-ESCENA: Álvaro Luna
COREOGRAFÍAS: Aixa Guerra y Luis Méndez (claqué)
PRODUCCIÓN: Teatro Español
REPARTO: Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius, Pep Molina, Massiel, Asunción Balaguer, Linda Mirabal, Teresa Vallicrosa, Mónica López, Marta Capel, Diego Rodríguez, Julia Möller, Ángel Ruiz, Joana Estebanell, Mamen García, Lorenzo Valverde, Josep Ruiz, Gonzalo de Salvador (Mario Gas), Nelson Toledo, María Cirici, Marisa Gerardi, Antonio Villa.
DATOS DE LA FUNCIÓN: Teatro Español (Madrid), marzo de 2012.
DURACIÓN: 3 h (intermedio incluido)
Ya me quedan pocas primeras veces. Y puedo decir, bien feliz, que mi primer musical fue Follies. Cierto es que no es el típico musical de la Gran Vía madrileña en un teatro con nombre mutado al de la marca patrocinadora –todavía no he logrado quitarme ese prejuicio–. Y que tampoco llegaré a ser una fan de este género con el que, salvo alguna excepción cinematográfica, no conecto por ampuloso y falto de naturalidad. Pero esta primera vez ha sido más que grata. Y eso, dicen, es difícil.
Dirige Mario Gas y encabezan cartel Carlos Hipólito y Vicky Peña. Casi nada. Secundados por unos magníficos Muntsa Ríos y Pep Molina, a los que acompañan Asunción Balaguer y Massiel. Sí: Massiel, imponente y grandiosa en su solo “I’m still here”, aunque no sabía si interpretaba o hacía de sí misma. El espectáculo estaba marcado por el morbo que suponía ver a Mario Gas en su último y esplendoroso espectáculo como director del Teatro Español (y esa fea polémica que rodeó a su despido), aderezado por el hecho de que interpretara el papel de Weissman, con esa frase final tan significativa.
Dirige Mario Gas y encabezan cartel Carlos Hipólito y Vicky Peña. Casi nada. Secundados por unos magníficos Muntsa Ríos y Pep Molina, a los que acompañan Asunción Balaguer y Massiel. Sí: Massiel, imponente y grandiosa en su solo “I’m still here”, aunque no sabía si interpretaba o hacía de sí misma. El espectáculo estaba marcado por el morbo que suponía ver a Mario Gas en su último y esplendoroso espectáculo como director del Teatro Español (y esa fea polémica que rodeó a su despido), aderezado por el hecho de que interpretara el papel de Weissman, con esa frase final tan significativa.
El resultado es un montaje espectacular en su más amplio sentido, dirigido por la inteligente visión teatral que tiene Gas y con unos actores que gozaban y con muy buenos trabajos de los cuatro protagonistas de entre los que destacan Pep Molina y, sobre todo, Muntsa Rius. Como pez en el agua estaba Vicky Peña que, como siempre, sobresale interpretativamente por trabajos brillantes y perfeccionistas; Carlos Hipólito, no tan pez en el agua, suple con solvencia su falta de rodaje en este género a base de ganas y seriedad. De la parte más teatral, destaco la escena entre los cuatro protagonistas y sus dobles jóvenes: magníficamente resuelta y bien ejecutada. Confieso que no tengo idea de música, pero tengo claro que los músicos hacían un trabajo sobresaliente. Eché de más minutos y algunos números de la segunda parte -más musical que teatro- pero es que esto, señores, es un musical.