29/12/15

Crónica errante de una jornada en la Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo.





De entre la suavidad y apacibilidad de un atardecer del final de agosto, despierta la Feria de Teatro de Castilla y León para llenar Ciudad Rodrigo de colores, algarabía y juventud. Es el bullicio propio de cuando algo grande y bello va a suceder.







Llego expectante y apresurada al mediodía del miércoles: me quedo con ganas de pasarme por una de las matinée o por el Divierteatro, a disfrutar del trabajo de formación de audiencias que hacen con la chavalada. Nitch. No es mi primera feria y, como espero que no sea la última, ya habrá ocasión de infantiles y de disfrutar de la calle. He de acreditarme, ubicarme en sala de prensa y volar al Palacio de Montarco. Como siempre, mimo y cuidado a profesionales y acreditados.




En Montarco comienzan los encuentros. De eso van las ferias: de intercambios de cromos, de conocer y que te conozcan, de comentar qué te parece esto, de charlar con desconocidos, de convencer a fulanito para que te programe o te distribuya tal espectáculo. Crear y consolidar redes; crear movimiento en el mercado teatral. Viva la agitación.
De los premios Rosa Mª Cano me quedó resonando la frase “la educación abre las puertas del conocimiento y la libertad”; pero también el proyecto de la A.C. Lazarillo de Tormes con un espectáculo que gira por iglesias porque así se aseguran de poder llegar a todas las localidades. Siempre me gustaron las soluciones creativas.






Es de bien nacido el ser agradecido. Y le toca el turno a un político –oh, sorpresa- que promueve y lo más importante: deja promover el arte. Desconozco si hubo apoyo cuando la Feria nació pero, permitidme que me emocione que un político apoye, acoja y defienda cultura y teatro. Por insólito.

Después de abrazos, reencuentros y de dar un repaso a la temporada teatral en el Vermú, subimos al Café Tertulia a la presentación de proyectos escénicos vinculados con la comunidad. Convengamos que la hora no es la mejor para un animalico de la siesta como yo, pero merece la pena quedarse a ver las micropresentaciones de Lucía Miranda y Fer Sánchez Cabezudo sobre su Nora1959 o el de Valladolid es arte con Última Transmisión, estrenado en el Frinje de este año.






Comienza lo bueno. Se viene triplete con Triunfo de amor, por Nao D’Amores y una doble ración de Macbeth, en formato danza por la tarde y en versión inadaptada, a hora golfa. Todo es emoción por entrar al teatro pero las butacas no están numeradas y hay colas. Nunca entendí eso de no numerar: la gente se estresa y no llegas a coger buen asiento si vienes de otra función. Como buena obsesiva de la primera fila que soy, me veo obligada a utilizar ciertas “técnicas” de #tuiteatrera y termino sentada en el escenario, a sentir bien de cerca a Nao D’Amores.





No exagero si afirmo que la función Triunfo de amor es una máquina de precisión. Y le echo la culpa a la dirección de Ana Zamora, que es quien la orquesta. Ya lo fue su anterior montaje: Penal de Ocaña, un reloj de cuco sinfónico entre música, iluminación y la interpretación de Eva Rufo. Triunfo de amor no lo es menos: sus actores logran comunicar per-fec-ta-men-te los amores y desamores de los pastorcicos de Juan del Enzina con la fonética antigua y un ritmo incontestable. Para mí, como ya ocurría con Farsas y églogas, uno de sus mayores logros es hacer reír a público del siglo XXI con textos del siglo XVI. Esta ruptura de barreras es quizá el mayor tesoro de la compañía. Viva y bravo.








Pasamos del Teatro Fernando Arrabal al Espacio Afecir, un polideportivo acondicionado para teatro y danza. La feria clama –o más bien clama la que firma- por un espacio escénico cerrado multifuncional donde poder representar a dos, tres y cuatro bandas. Guste o no, el espacio condiciona el tipo de programación, y una sala de esta naturaleza posibilitaría una apertura a otro tipo de espectáculos.







Y ese es el escenario para el Macbeth en versión del Ballet Contemporáneo de Burgos. Lo más reseñable –lo siento- es que un técnico permitió que cargara el móvil para que pudiera seguir tuiteando y cumpliendo mi labor como prensa. Ya lo dije: trato exquisito humano.




Los griegos clásicos tenían un montón de términos geniales. Mi hamartia –o error fatal- de 2015 fue haberme perdido La ola flotante en el río; el de 2104 fue no ir al Edipo de la compañía portuguesa Do Chapitô. Al parecer era una genialidad de teatro de gesto inadaptando la tragedia griega. 




Afortunadamente de los errores se aprende y en esta edición no pensaba perderme el Macbeth con falda escocesa, acento portugués, máquina de humo, cuchillos de cocina y micros. A veces se es más fiel a una obra traicionándola. Este Macbeth es pura imaginación, hilaridad e ironía sobre la tragedia de Shakespeare. Chapó a los Chapitô.


Y ¿qué haces en la Feria de Ciudad Rodrigo después de salir con el subidón de la última representación del día? Pues te vas al Excalibur a comentar, soñar programaciones, negociar y a que ¡te toque el jamón! Porque eso es también feria, amigos.




3/6/13

TUITEATREROS

RECOPILACIÓN DE ARTÍCULOS SOBRE  LOS #TUITEATREROS.




¿Quién tuitea a los tuiteatreros?, de Carlos Be (en su blog)

Sírvanos esta libre adaptación del verso "Quis custodiet ipsos custodes?" del poeta romano Decimus Iunius Iuvenalis para introducir esta nota sobre los cada vez más conocidos tuiteatreros, un colectivo de público teatral muy presente y activo en la escena madrileña actual, cuya repercusión está propiciando un giro en la forma de entender la difusión y la promoción dentro de la propia comunidad teatral.

Su herramienta principal de comunicación es Twitter y tan sólo hay que seguir el hashtag #Tuiteatreros para conocerles. Es más, en principio se trata de un colectivo abierto, me atrevería a describirlo incluso como espontáneo, que orbita en torno a estos trece caracteres. Cualquiera que recurra al hashtag en cuestión para informar, opinar o discutir sobre teatro pasa a pertenecer, por unos tuits, a los tuiteatreros. Por supuesto, adquirirán mayor relevancia quienes cuenten con más seguidores y profusión de tuits, un equilibrio de formulación caprichosa que depende en gran medida de la avenencia entre criterios, comunión que se pone en juego casi a diario en la platea de los teatros.

Muchos de los tuiteatreros se emplazan en Madrid, pero para nada se trata de una condición sine qua non,* lo importante es compartir la pasión por el teatro. En mi caso, tuve el placer de desvirtualizar a varios de ellos con ocasión de las representaciones de Peceras en el Teatro Lara, aunque alguno ya conocía Exhumación de cuando la presentamos, unos meses atrás, en la Sala Triángulo. Tras sus nicks, capaces de ensalzarles a la categoría de community managers, se encuentran personas de los más variados perfiles humanos y profesionales dispuestas a transmitir su devoción por las tablas. A muchos de los creadores teatrales nos han obsequiado, además de con sus impagables palabras, con su celebrada chapa, cajas de chocolatinas y mucho más, amistades incluidas ;-) (permitidme el smiley para la ocasión), convirtiéndose en una grata experiencia social no sólo para el público general, también para los profesionales del teatro.

Los tuiteatreros desempeñan una labor hasta hace muy poco tiempo ignota en la escena teatral que a muchos creadores nos refuerza y anima a seguir apostando por el cambio y la calidad. Tan sólo permitidme que retome entre líneas el verso de Iuvenalis para concluir esta escueta nota: esperemos que no mueran de éxito.

* En Barcelona existe un colectivo parejo que transmite a través del hashtag #Postfunció.


 Tuiteatreros: pasión y hashtag, publicado por la Revista Godot

Nacido, abonado y consolidado al calor de las redes sociales, el fenómeno de los tuiteatreros es un buen ejemplo de las nuevas formas de relacionarse, de comunicarse y de hacer teatro en el mundo 3.0


Quizás porque a lo largo de mi vida he pertenecido a muchos grupos que se salían de la norma, he oído mucho ese refrán que dice Dios los cría y ellos se juntan. También se me ha calificado en ocasiones como un friki del teatro, un tipo raro que ha llegado a ver 9 o 10 obras de teatro en una misma semana o un montaje de 7 o de 9 horas de duración con un placer incomprendido; un tipo capaz de viajar de Almagro a Mérida en un mismo fin de semana, dejándose el caucho en el caluroso asfalto del verano, sólo por ver dos estrenos de esos que ponen los dientes largos… a los frikis del teatro. Con estos mimbres, no se me iba a pasar por alto que en twitter culebrea desde hace un tiempo un grupo de personas que, oh milagro, parecen tan frikis del teatro como yo. Gente apasionada que no sólo va al teatro a pasar el rato, a olvidar los problemas del día a día o a echarse unas risas antes o después de la cena del sábado sabadete. Gente que vive el hecho escénico como ese momento único que es capaz de desatar tormentas emotivas trágicas o cómicas. Gente que se reúne, que comparte, que intercambia, que invita, que opina, que ilusiona, que interesa. Así son los tuiteatreros.

Desde twitter para el mundo

No, no es nada nuevo eso de que un grupo de gente se junte para disfrutar en común de una pasión compartida. Pero es que en Madrid, y en España, la estafa que llaman crisis lo ha puesto todo patas arriba y, oh milagro again, ha espoleado nuevas formas de hacer, mostrar y ver teatro. Lo cual, combinado con las herramientas 3.0, ofrece una oportunidad única para demostrar que las maneras de comunicar han cambiado, lo mismo que están cambiando las relaciones entre emisores y receptores. La inmediatez, la viralidad y la repercusión global que puede tener un mensaje de twitter, un tuit, lo hacen tan revolucionario como el teléfono hace un siglo y pico. Y más si un hashtag te convierte en trending topic. Raro será, eso sí, que el teatro sea trending topic, porque el mundo es el que es, pero los primeros tuiteatreros (@petalodesal y @twiteatrera) empezaron a reivindicar su lugar en esta red social con el hashtag #teatroentwitter. Junto a ellas se fue creando el núcleo duro de los tuiteatreros, conformado también por @bo_pip, @elepsi, @porelprograma, @juankomoeres, @guixp11, @SLSeco o @mixdevil66, a los que se fueron sumando @sonocosecosi, @miguelpvaliente, @cristinaanta, @piojaelectrica, @iguardamino o @RoblesElvira.

Compartir desde la diferencia

Así empieza esta encantadora historia de personas fascinadas por el teatro, grupo variado y heterogéneo en el que se olvidan las diferencias y se acentúan las afinidades en pos de la pasión que los une: el teatro. Así lo explica @petalodesal en su blog Teatrorama. Gente que colecciona escenarios y programas de mano. Gente que va al teatro varias veces a la semana, que se reúnen después para debatir acaloradamente, que lo comenta más tarde en twitter, que genera una corriente de opinión, que hace aflorar las ganas de ver este o aquel montaje. Gente que, además, luego organiza quedadas como los Cafés Teatrales del Artebar de La Latina, por los que han pasado ya Pablo Messiez, Miguel del Arco o Fernanda Orazzi. Gente que regala chapitas con su logo a actores, actrices, directores… ¡gente que tiene un logo! Gente anónima, puros espectadores de teatro comprometidos con el presente y el futuro de la escena. Desde Godot queremos felicitarlos y animarlos a seguir ahí. Gracias.

Álvaro Vicente

Lo de #tuiteatreros es un hashtag que otra mucha gente utiliza, no es exclusivo. La que sí es exclusiva es la chapa que entregan a profesionales


Los #tuiteatreros un bello bálsamo para el arte, artículo de Juan Vinuesa (@bonicodecara) para El Club Expréss

 


El verdadero valor de la generosidad reside en anteponer la pureza al interés. En dar un salto más allá de nosotros mismos e iniciar un viaje hacia el otro. Para construir juntos. Para hacer cosas juntos. Para generar movimiento. Mucho tiene que ver esto con la corriente #tuiteatreros surgida en la red social Twitter. En tiempos en los que las creaciones sollozan ante la ausencia de público, éste descarado boca a boca virtual se ha erigido como un pilar fundamental para la salud del tejido escénico.

Y todo tuvo un principio, ése en el que @twiteatrera y @petalodesal (quien gestiona la web cultural www.teatrorama.com) discutían en Twitter sobre teatro a través del hashtag #teatroentwitter. Comenzaron a manifestarse más personas. Tímidas. Curiosas. Inquietas. Y esa presencia y opinión sobre este arte empezó a ser constante. La constancia crea historia. Y la historia, vínculos. Porque vínculos puede ser una palabra que defina lo que esta gente encierra; por lo que mueven, por lo que han creado: “antes no podía vivir sin teatro, ahora me sería difícil hacerlo sin los #tuiteatreros“, confiesa, cargado de autenticidad, @juankomoeres.

-¿Y cómo se desvirtualiza todo? según @petalodesal: “las primeras con las que contacté fue con Chica con falda roja @bo_bip y @elepsi y fuimos a ver un espectáculo donde participaba esta última. Ése fue el principio de la desvirtualización, de crear esta familia”, al tiempo que añade, “vimos que el hastagh tenía cada vez más presencia, y propusimos hacer un encuentro, hecho que ocurrió en Artebar La Latina”. A ese encuentro fuero convocadas unas 30 personas y aparecieron 20. Comenzó a formarse un férreo núcleo.

-¿Han tenido respuesta por parte de los artistas? “Sí, comenzaron a crearse sinergias y las compañías nos suelen invitar a ensayos generales o alguna función” cuenta @elepsi al tiempo de confesar “eso nos hizo sentir más parte de esta disciplina artística”, además, Luigi simboliza el agradecimiento del grupo con estas palabras “yo estaba en Italia y los de Kamikaze me llamaron por si quería ver La función por hacer, que me la perdí en España y la estaban haciendo allí; jamás sabré cómo agradecer ese detalle”.

No son partidistas, ni mitómanos, pero sí admiten que “los espectáculos de Kamikaze Producciones, de Pablo Messiez o de La casa de la portera han sido de nuestros preferidos el pasado año, también por el tipo de creación”, relata @petalodesal. El movimiento #tuiteatreros fomenta el consumo cultural, y prueba de ello con las palabras de Luigi (@guixp11) quien confiesa que “nadie aquí quiere ir a hacer daño, las energías preferimos gastarlas en las cosas que nos llenan”. @juankomoeres dice “sabemos por las dificultades que está pasando el teatro, y tenemos la intención de apoyarlo”. El grupo recuerda haber tenido contacto con creadores como los propios Messiez o Kamikaze, Jose Padilla o Antonio Rojano por mencionar unos pocos. Y llegó el fin de año, momento en el que @bo_bip ideó una interesante iniciativa, los #aplausostuiteatreros2012 que reconocían a un grupo de creadores, elegidos o señalados individualmente. No querían destacar o desmerecer, simplemente secundar los esfuerzos. Y vaya si lo hicieron.

La ya famosa chapa tuiteatrera se ha convertido en un símbolo del nuevo sistema escénico.

Reconocen no haber pensado en una plataforma común, en una cuenta de twitter que los englobe a todos: “las opiniones no siempre son las mismas, lo único que compartimos es el entusiasmo” cuenta @raelmolina al tiempo que @bo_bip ilustra este comentario: “somos muy diferentes, pero conocemos bien los adentros de cada uno y, si alguien me lee un tuit, podría decir con los ojos cerrados quien lo ha escrito”. “Si el tuit conmovedor es de @bo_bip” añade, entre las risas de todos, @slseco, el “tuiteatrero consorte”. En ocasiones, como con Pablo Messiez, han pasado de espectadores a alumnos, pues un grupo de #tuiteatreros se inscribió en el taller, o en Espectadores en Acción del Teatro La Abadía, donde participó @bo_bip.

Y hay muchos, importantes, que no pudieron estar en esta charla como @twiteatrera, @javiportales, @porelprograma, @sonocosecosi, @cristinaanta, @mixdevil66 o @miguelpvaliente. El resumen de esta filosofía lo clava @slseco: “el movimiento #tuiteatreros surge, quizás, gracias al momento en el que se encuentra la vida: escepticismo, cansancio y la necesaria búsqueda de cosas nuevas” y concluye “debemos buscar diferentes formas de vivir, de relacionarse y, éstas, hacen que broten las pasiones comunes”. Peter Brook dijo, en cierta ocasión, que los espectadores de primera fila son los niños o entusiastas. Eso en el resto del mundo. En España, las primeras filas están copadas de #tuiteatreros. Y dar gracias es poco. Larga vida, compañeros.

Texto - Juan Vinuesa Fotografías - Luigi (@guixp11)

Nota: La foto pertenece a la última función de Ivan-Off el pasado año en La casa de la portera


28/5/13

Agenda teatral Salamanca

JUNIO'13


La cartelera teatral de Salamanca en este mes de junio se enlaza con mayo gracias a la compañía Els Joglars y su adaptación de la novela cervantina de El coloquio de los perros: viernes 31 y sábado 1 (21:00) en el Teatro Liceo. También en el Liceo podremos ver el 22 de junio Bodas de sangre, en montaje de Komo Teatro.

Un año más aunque sin el ímpetu de antaño, regresa el festival FÁCYL en una clara apuesta por espectáculos musicales. En el apartado de artes escénicas se encuentran solo tres espectáculos, pero con la novedad de que son gratuitos. La tanda escénica la abren The freak cabaret circus y Rayuela con su Bye Blue Roses el día 7 de junio a las 20:30 en el Teatro Liceo. El día 8 disfrutaremos de un espectáculo de danza con música en directo titulado La voz del cuerpo (Teatro Liceo, 20:30 h). El broche escénico lo pondrá el día 9 La cabra con tres cabritos, de la compañía rumana Luceafarul: un montaje de títeres para público infantil a las 12:00 en el Juan del Enzina.



Ya situados en el off, encontramos el 7 de junio (20:30) el montaje Dinero de la compañía salmantina La Lengua Teatro en la Sala _almargen. También en _almargen programará la asociación universitaria Electra como el 2 Requiem por un Monty-Python, de Teatraco; el 4 Escenas improvisadas, de Makyo; 15  Ítaca, de Ultreia o el 22 Crudo de Teatravieso, todas ellas a las 21:00. No se pierdan el día 21 Solsticio de una noche de San Juan, espectáculo producido por la propia sala.

La biblioteca Torrente Ballester continúa con su ciclo Aficionad@s en escena, que consiste en dar oportunidades a los grupos amateur de Salamanca. Gracias a ellos, en Salamanca se podrá disfrutar de nuevo el día 6 Crudo de Teatravieso; el 7 de la Antígona, de Sófocles en versión de Teatro Lunático; el 8 de Escenas improvisadas, de Makyo; el 13de Requiem por un Monty-Python, de Teatraco; el 14 de Lienzo, de Triunvitato; y, finalmente, el 15 de La cabeza del dragón, de Valle-Inclán llevada a escena por Rabos de lagartija. Solo recordar que las entradas son con invitación y las funciones comienzan a las 20:00


18/1/13

FOLLIES






MÚSICA Y LETRAS: Stephen Sondheim
LIBRETO: James Goldman
TRADUCCIÓN: Roser Batalla y Roger Peña
DIRECCIÓN MUSICAL: Pep Pladellorens
DIRECCIÓN DE ESCENA: Mario Gas
ESCENOGRAFÍA: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso
VESTUARIO: Antonio Belart
ILUMINACIÓN: Paco Ariza
VÍDEO-ESCENA: Álvaro Luna
COREOGRAFÍAS: Aixa Guerra y Luis Méndez (claqué)
PRODUCCIÓN: Teatro Español
REPARTO: Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius, Pep Molina, Massiel, Asunción Balaguer, Linda Mirabal, Teresa Vallicrosa, Mónica López, Marta Capel, Diego Rodríguez, Julia Möller, Ángel Ruiz, Joana Estebanell, Mamen García, Lorenzo Valverde, Josep Ruiz, Gonzalo de Salvador (Mario Gas), Nelson Toledo, María Cirici, Marisa Gerardi, Antonio Villa.
DATOS DE LA FUNCIÓN: Teatro Español (Madrid), marzo de 2012.
DURACIÓN: 3 h (intermedio incluido)







Ya me quedan pocas primeras veces. Y puedo decir, bien feliz, que mi primer musical fue Follies. Cierto es que no es el típico musical de la Gran Vía madrileña en un teatro con nombre mutado al de la marca patrocinadora –todavía no he logrado quitarme ese prejuicio–. Y que tampoco llegaré a ser una fan de este género con el que, salvo alguna excepción cinematográfica, no conecto por ampuloso y falto de naturalidad. Pero esta primera vez ha sido más que grata. Y eso, dicen, es difícil.

 Dirige Mario Gas y encabezan cartel Carlos Hipólito y Vicky Peña. Casi nada. Secundados por unos magníficos Muntsa Ríos y Pep Molina, a los que acompañan Asunción Balaguer y Massiel. Sí: Massiel, imponente y grandiosa en su solo “I’m still here”, aunque no sabía si interpretaba o hacía de sí misma. El espectáculo estaba marcado por el morbo que suponía ver a Mario Gas en su último y esplendoroso espectáculo como director del Teatro Español (y esa fea polémica que rodeó a su despido),  aderezado por el hecho de que interpretara el papel de Weissman, con esa frase final tan significativa.



El resultado es un montaje espectacular en su más amplio sentido, dirigido por la inteligente visión teatral que tiene Gas y con unos actores que gozaban y con muy buenos trabajos de los cuatro protagonistas de entre los que destacan Pep Molina y, sobre todo, Muntsa Rius. Como pez en el agua estaba Vicky Peña que, como siempre, sobresale interpretativamente por trabajos brillantes y perfeccionistas; Carlos Hipólito, no tan pez en el agua, suple con solvencia su falta de rodaje en este género a base de ganas y seriedad. De la parte más teatral, destaco la escena entre los cuatro protagonistas y sus dobles jóvenes: magníficamente resuelta y bien ejecutada.  Confieso que no tengo idea de música, pero tengo claro que  los músicos hacían un trabajo sobresaliente. Eché de más minutos y algunos números de la segunda parte -más musical que teatro- pero es que esto, señores, es un musical.





MICROTEATRALIZANDO






DESMONTANTO A BLANCANIEVES
AUTOR Y DIRECCIÓN: Juan Mairena
ESCENOGRAFÍA: La Máquina tipográfica
VESTUARIO: Íñigo Sabada
REPARTO: Dolly Drag, Olivia Bagliv, David Aramburu y Juan Logar.



NOSOTROS 2023
AUTOR: Daniel Sánchez Arévalo
DIRECCIÓN: Raúl Arévalo
REPARTO: Víctor Clavijo, Sandra Collantes, Alicia Rubio, Font García/Canco Rodríguez/Iñake Ardana



ADENTRO
AUTORA: Carolina Román
DIRECCIÓN: Tristán Ulloa
REPARTO: Carolina Román y Nelson Dante




El formato de microteatro es al teatro lo que el cuento a la novela. A falta de experiencia en otras salas de formato parecido, es la primera conclusión a la que he llegado tras ver los microespectáculos Desmontando a Blancanieves, Nosotros 2023 y Adentro.  Y de momento, solo puedo decir que es un formato que me encanta.
El microteatro sufre de condensación e intensidad por su naturaleza: espacio reducidísimo, breve duración, pocos personajes, número acotado de espectadores. Una habitación, quince minutos, unos cuatro personajes, quince espectadores. Y  este formato de menos es más tiene muchas ventajas: facilita el consumo (4€ cada sesión en múltiples pases cada noche), se facilita la sustitución de actores, se establecen futuras asociaciones creativas, permite probar recursos dramatúrgicos, interpretativos, de dirección… en fin: jugar. Si el espectáculo es infumable, el espectador sufrirá brevemente; si la pieza es fantástica, gozará intensamente ese ratico. Sin embargo, como en los cuentos, si se falla en el planteamiento inicial el fracaso puede soplar en la oreja.
Y es que a mí, a pesar de que me guste el teatro a la italiana, me chifla que se le pongan bombas que obliguen a las artes escénicas a tirar hacia adelante: la reducción a un espacio mínimo y un tiempo muy acotado condicionan hasta el punto de que se adapta el lenguaje escénico y se anima tanto a afinar la dramaturgia como a dar giros textuales finales. La cercanía impide la falsedad interpretativa y potencia la creación de atmósferas. Y todo ello lleva a una modificación en la relación público-actores: todo es más intenso, más impactante, más simbólico y más íntimo.
El Microteatro da alegría tanto a quienes lo hacen como a quienes lo ven. Y eso es lo que me ha sucedido con los tres microespectáculos que hasta ahora he visto. Vayamos por orden cronológico.





-Desmontando a Blancanieves era una relectura escrita y dirigida por Juan Mairena sobre el cuento popular con inspiraciones botellescas. Desternillante, además. Para entenderlo deben recordar la historia de las peras y manzanas, obviamente. Y es que el formato chiquito y múltiple permite plantear ciclos temáticos y este microespectáculo estuvo en cartel coincidiendo con la semana del Orgullo. Yo sí que estoy orgullosa de que mi primera vez en Micro fuera con este pase especial que nos hizo la fantástica Dolly Drag para los tuiteatreros. No pude tener mejor estreno. 










-Nosotros 2023 Está firmado por el director de cine Daniel Sánchez Arévalo y dirigido por el actor Raúl Arévalo. Una pareja de vacaciones se replantea su relación. Se da cauce al monólogo interior de cada personaje con el recurso del doble actor para un mismo personaje: uno verbaliza los pensamientos, el otro las palabras. Cada actor puede dialogar tanto con su doble como con el pensamiento o el verbo del otro personaje El personaje, por lo tanto, parece un ser mitológico de dos cuerpos que se mueven al unísono o, por el contrario, que va en direcciones distintas. Y todo ello aderezado con una atmósfera muy conseguida y un ritmo fantástico. Me llegó. Chapeau hasta para los flotadores que había en el suelo.








-Adentro es sensibilidad y delicadeza aunque trate una historia cruda. Es la sensibilidad y delicadeza de su dirección, Tristán Ulloa; de unos actores, Carolina Román y Nelson Dante, con un envidiable canal de comunicación entre ellos. Pero, por encima de todo, Adentro es una atmósfera impactante, una tensión bien medida y una excelente dosificación de información que lleva al desasosegante giro final.

14/1/13

LOS OJOS


ESPECIAL ALCALÁ. Desamor y movimiento

 





DRAMATURGIA y DIRECCIÓN: Pablo Messiez
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Alicia Calot
COREOGRAFÍA: Teresa Nieto
ILUMINACIÓN: Videoescena Eventos
PRODUCCIÓN: Teatro Fernán-Gómez, Centro de Arte Javier Naval
REPARTO: Fernanda Orazi, Marianela Pensado, Violeta Pérez y Óscar Velado
DATOS DE LA FUNCIÓN: Corral de Comedias (Alcalá de Henares), 18 de noviembre de 2012. 90 minutos.




Lo peor que se puede hacer con el dolor es desperdiciarlo. La frase no solo no es mía sino que es una ironía dramática vía twitter que me llegó ayer y sobre la que no paro de dar vueltas. Bendito dolor el de Pablo Messiez, quien ha sido capaz de transformar desamores personales en esta sinestesia emocional que es Los ojos: un melodrama sobre el desarraigo, la inseguridad y el despecho, sobre amores que se evaporan y no comprendes, amores que terminan y buscas. Pero también –y lo que es casi más importante– sobre la necesidad de seguir en movimiento. Un espectáculo que descoloca y estremece por su valentía, honestidad y verdad.
Aunque el punto de partida es la Marianela de Galdós, Messiez hace muy suya la trama y rápidamente va por otros derroteros: una madre, Natalia, seductora y desbordante pero marcada por un tremendo desamor y su hija Nela –que se sabe feúcha– son las protagonistas de la función. Luego están Pablo, ciego y tranquilo, el novio guapo de la acomplejada Nela y el objeto por el cual estas mujeres están en movimiento; y Chabuca, oftalmóloga que cura con la música, cuya inclusión en la obra me parece forzada pero necesaria puesto que es el personaje desequilibrante. Se presentan, por lo tanto, dos tramas: la de la hija y la de la madre. Ambas parece que marchan paralelas, casi estorbándose, para unirse luego en ese punto álgido que es “la escena de la tierra” y finalizar con un epílogo, de Natalia, que esconde una arriesgada pero bien resuelta elipsis argumental, la de Nela.
(Siempre que veo espectáculos firmados por autor-director cuya puesta en escena me parece mejor que el texto, me pregunto qué pasaría si lo montara un director que no fuera su autor. Realmente la pregunta no tiene la más mínima importancia porque cuando un espectáculo te llega a la patata y te secuestra emocionalmente tanto como este, estas y otras minucias no tienen relevancia)
Si Violeta Pérez (Chabuca) y Óscar Velado (Pablo) están estupendos solventando sus personajes, no se imaginan cómo están Marianela Pensado (Nela) y Fernanda Orazi (Natalia). Si alguien no tenía claro el concepto de organicidad, no tendría nada más que ver a estas dos grandes actrices mano a mano. La primera hace algo sumamente difícil: estar magnífica sin que se note y permitiendo que otro se lleve los focos. Y es que la composición de personajes de Nela y la capacidad que tiene para comunicar su inseguridad junto al hallazgo de la escena rezándole a la Virgen son para quitarse el sombrero. 


Lo de la segunda, la Orazi, es algo tan extraordinario que temo que pueda restarle en un futuro por falta de acompañantes o interpretando personajes primos de Natalia cuando me parece una actriz sin techo, con las emociones a flor de piel, que sostiene los estados del personaje como nadie dándole fuerza e intensidad a sus silencios, capaz de cautivar miradas en torno a sus ojos o sus manos y de hacerte pasar –como ella– de la risa al lagrimeo sin que te des cuenta. Aderecen todo eso con una energía arrolladora y  verdad interpretativa y se encontrarán con la Orazi: un huracán que cuando pasa te deja emocionalmente desbordado.
Y es que eso es Los ojos, pura turbación, puro sentimiento en un melodrama muy argentino que te ensucia tanto como se ha ensuciado su autor/director al llevar a tan buen puerto su proyecto, tanto como sus actores con esa tierra que pisan y de la que te hacen formar parte. Una vez abierta la ventanita del corazón, poco se puede hacer; lo difícil es aceptar que “tu lugar está donde esté alguien que te quiera”, y moverse.

13/1/13

DON JUAN EN ALCALÁ 2012





ESPECIAL ALCALÁ DE HENARES. El comienzo.






AUTOR: José Zorrilla
DIRECCIÓN: Jorge Muñoz
VERSIÓN: Emilio del Valle y Jorge Muñoz
DIRECCIÓN DE VERSO: Karmele Aranburu
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Emilio del Valle
COREOGRAFÍA: Teresa Nieto
ILUMINACIÓN: David Linde
VESTUARIO: Mª José Barta
MAESTRO DE ARMAS: Ángel Mauri
REPARTO: Cristóbal Suárez, Sara Rivero, Raúl Prieto, Chema de Miguel, Carolina Solas, Jorge Basanta, Antonio Ponce, Juan Orellana, Martín Puñal, Carlos Gomariz, María Mesas, María Ortega, Jacinto Motes de Oca, Estíbaliz Barroso, Laura Barta, Gabriel García, Álvaro Carvajal, Antonio Martín-Peñasco, Juan Pedro Verdejo
DATOS DE LA FUNCIÓN: Huerta del Palacio Arzobispal (Alcalá de Henares), 2 de noviembre de 2012.





Don Juan Tenorio nos dice que el amor es fruto de un flechazo, intenso, breve en el tiempo y doloroso. Ella, Doña Inés, cae en amor por una carta y ellos, Don Juan y Doña Inés,  apenas pasan tiempo juntos. Pero se enamoran. O al menos andaban en ello cuando el asunto se complica y Don Juan desaparece del mapa y  nos imaginamos que ella queda desolada, descompuesta y huérfana, sin comprender qué ha pasado, cómo puede ser tan canalla cuando a ella le pareció tan gallardo, tan enamorado y tan buen chico. Y la moza muere de tristeza. Pero Don Juan –como la mayoría– vuelve y se encuentra de narices con su conciencia en forma de estatua que habla. Y también muere. Pero, claro, estamos en el  Romanticismo, no en el Barroco –lástima de infierno…–, así que del más allá regresa la tonta de Inés –que sigue colada hasta las trancas de semejante canalla – y se lo lleva al cielo entre angelitos. Menudo dramoncio. Dramoncio que ustedes ya conocían, pero es que a mí me apetecía re-contarlo porque esto es un “especial” y en los especiales nos gusta salirnos del guion.
La subida de nivel de azúcar que me produce leer el texto de Zorrilla solo es comparable a la magia que me envuelve cuando se pone en escena: esa gozada de escena de la taberna,  los envites que se traen Don Juan y Don Luis, el encanto ñoño del “Doña Inés del alma mía”, la respiración contenida del público justo antes de la escena del “¿no es verdad, ángel de amor?”, la estatua poniendo a Don Juan en su sitio…
Don Juan Tenorio es, por lo tanto, una fiesta teatral. Y además es una fiesta que deberíamos celebrar –como el sexo– más y, sobre todo, mejor. En Alcalá de Henares parece que así lo han entendido y cada año se monta un Don Juan en Alcalá, con director y elenco diferente, en un descampado en el que caben miles de personas, y ya van por la vigésimo octava edición. Con la mala suerte de que no pillamos la edición buena porque el encanto de ver  Don Juan Tenorio con miles de personas a la fresca de noviembre fue más una tortura que una fiesta o un placer. Comenzando por la disposición escénica que no ayudaba para nada la acción y no facilitaba a los miles de espectadores que por allí andábamos; continuando por un texto capado en alguno de sus mejores parlamentos para estirar riñas de espadas y dar coba a las coreografías; y finalizando por la peregrina idea del flamenquismo en el Don Juan Tenorio  –por mucho que la acción transcurra en  Sevilla sigo sin ver nada de flamenquismo en esa obra–  y que se personificó en una bailarina de flamenco a la cual habían ataviado con un vestido rojo de danza contemporánea entre actores de siglo XVII y a la que, pobre de ella, le habían encomendado la misión de tapar con su baile literalmente los momentos más representativos: taberna, carta, ángel de amor y muerte de don Luis.
Menudo despropósito. Don Luis parecía Don Juan y Don Juan parecía el Christián de Edmond Rostand y Doña Inés no estaba nada segura con el texto. Nada de matices, todo prisas y ausencia total de poesía escénica: ¡con lo mucho que se puede hacer con poco y más en esta obra! Y como no podíamos más y como con la muerte de Don Luis desaparecía una de las motivaciones para ver el montaje, nos fuimos a tomar un caldito y unos pinchos. Y a seguir reviviendo el espíritu de Don Juan por nuestra cuenta (y riesgo).