12/12/11

EL PERRO DEL HORTELANO





AUTOR: Lope de Vega
DIRECCIÓN, VERSIÓN y ESPACIO SONORO: Eduardo Vasco
ASESOR DE VERSO: Vicente Fuentes
ESCENOGRAFÍA: Carolina González
ILUMINACIÓN: Miguel Ángel Camacho
SELECCIÓN DE VESTUARIO: Lorenzo Crapile
DISEÑO DE MAQUILLAJE: Joel Escaño
REPARTO: Eva Rufo, David Boceta, Joaquín Notario, Alberto Gómez, María Besant, Luisa Martínez, Isabel Rodes, David Llorente, Diego Toucedo, Miguel Cubero, David Lázaro, Juan José Rodríguez, José Luis Santos.
MÚSICOS: Alba Fresno, Sara Águeda, Eduardo Aguirre de Cárcer.
AFORO: completo
DURACIÓN: 1h 50 minutos. Sin descanso
LUGAR: Teatro Pavón, 1 de diciembre de 2011, 20:00 h.
Más info: web de la CNTC


Alterada salí yo del Teatro Pavón. Seducida por el montaje en general, jovial por el tono de comedia, deslumbrada por la suntuosidad de los trajes de Diana, un pelín enamorada de Teodoro, fan de Joaquín Notario y José Luis Santos, agradecida a Vasco porque todavía no me ha decepcionado como director, convencida de que Lope cada día escribe mejor y encantada –mucho– con la interpretación de Eva Rufo.
Y claro, si una sale emocionalmente excitada de una función es normal que obvie algunos excesos en las bufonadas de los pretendientes, que no es que no me hicieran gracia sino que me parecieron… eso, algo excesivas. Es lógico que tanto entusiasmo me haga omitir a alguna secundaria sin fuerza o una escenografía irregular: ora con telones incómodos (¡¡las falsas cortinas en movimiento!!), ora con destellos de delicadeza y belleza así como un buen aprovechamiento del espacio escénico. Y además, todo esto me parece irrelevante cuando lean la anécdota que, a continuación, les voy a relatar.
Al parecer, los jueves es día de grupos en el Teatro Pavón. Nosotros mismos éramos uno de ellos: cincuenta y cinco filólogos en ciernes o ya hechos y derechos, lo cual nos da siempre cierto aire de élite grupal porque comparados con otros, somos unos espectadores muy agradecidos, educados y hasta cultos. Eso es solo porque normalmente estamos rodeados de hormonas adolescentes obligadas a ver una obra barroca en verso cuando podrían estar comentando las fotos del “finde” pasado en el tuenti. Pero esta vez… puede que fuera porque esta vez hubo suerte y eran unos chicos más o menos callados y más o menos educados; o quizá, quién sabe, fue que el análisis textual estaba tan bien realizado, se habían desmenuzado las intenciones y, sobre todo, los signos escénicos (actores, vestuario, música, atmósferas…) se comunicaban tan bien con el patio de butacas que los chavales se comportaron decentemente, dejaron tuenti para luego, se les oyó reír cuando había que reírse –las bufonadas seguro que son responsables de esto– y hasta es posible que alguno se enterara. Para mí, que recuerdo una frase de Marsillach que rezaba algo así como que en la CNTC “preferían que Domingo Ynduráin se escandalizase a que un adolescente se aburriera viendo teatro clásico”, esta historia me hace pensar que Eduardo Vasco en un digno heredero del gran Marsillach.
Desde luego que Vasco sabe montar teatro clásico. Lope y Calderón. Comedia, drama, tragedia. Presenta el verso comprensible y cercano, con un sinfín de matices e intenciones. Y monta las escenas de amantes como nadie: en mi memoria permanecen las inolvidables atmósferas de amor entre Don Juan y Doña Inés –sin sofá ni ná– y entre Federico y Casandra de El castigo sin venganza. No importa que eligiera esta obra porque abordara el tema de la envidia, para mí despedirse como director de la CNTC con una comedia de Lope como El perro del hortelano –cuando podía haber elegido una de las graves de Calderón– dice mucho de él. Y, además, lo celebro.
Estos aciertos se deben, en gran medida, a que cuenta con unos actores versátiles como Joaquín Notario o José Luis Santos que están igual de admirables como protagonistas en El alcalde de Zalamea como de secundarios en esta. El primero porque es brillante y sabe que un secundario aun siendo el gracioso debe estar bien medido; el segundo por irreconocible hasta casi los aplausos de lo bien caracterizado que estaba. Luego están los protas, que con su sola presencia justifican futuras camadas de la Joven. Sin parecer que estaba interpretando –y esto es un gran cumplido– Légolas no lo hace nada mal (¿He escrito Légolas? Uy, ¡qué tonta! Quería decir David Boceta…) y tiene un punto de galán de lo más interesante. Ella, la protagonista –recordemos que el protagonista es el del conflicto, el que promueve la acción– es un personaje complejo de emociones, temperamental y caprichoso que Eva Rufo interpreta con la fuerza, vitalidad y personalidad que, bajo mi punto de vista, es esencial en el teatro de Lope. Además, el abanico de registros y matices expresivos que aporta Rufo inunda de humanidad al personaje, aspecto que enamora al público masculino y provoca empatía en el femenino: ella es una noble, sí, pero se enamora de su secretario, por envidia a su criada, además. Está deliciosa como Diana, cautivadora con sus miradas.

Y yo, pobre de mí, que caí en amor desde que Teodoro lee estos versos, escritos por Diana, quien los recita al mismo tiempo, para sí.

Estoy sin ocasión desconfiada,
celosa sin amor, aunque sintiendo
debo de amar, pues quiero ser amada.
Ni me dejo forzar ni me defiendo
darme quiero a entender sin decir nada
entiéndame quien puede; yo me entiendo.

7/11/11

DÍAS ESTUPENDOS






AUTOR y DIRECTOR: Alfredo Sanzol
ESCENOGRAFÍA y VESTUARIO: Alejandro Andújar
ILUMINACIÓN: Baltasar Patiño
DISEÑO DE SONIDO y MÚSICA ORIGINAL: Fernando Velázquez
PRODUCCIÓN: Centro Dramático Nacional/Lazona
REPARTO: Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Juan Antonio Lumbreras, Pablo Vázquez
AFORO: casi lleno
DURACIÓN: 1 h 40 minutos
LUGAR: Teatro Juan del Enzina, Salamanca, 4 de noviembre de 2011, 22:00.
QUÉ RISAS.
Desde luego que el título no engaña. Los Días estupendos de Alfredo Sanzol son estupendos de verdad. Por donde quiera que mires, rebusques por donde rebusques, no hay que objetar a este pedazo de espectáculo. Es inteligente porque no cae en los fáciles estereotipos, te envuelve en su ritmo vertiginoso y constante que no te suelta hasta que sales de la sala. Es arriesgado y perspicaz; golfo, pero desde la seriedad. Y su interpretación resulta impecable: natural, divertida e histriónica en su justa medida. Brutales las (no)transiciones entre personajes. Cada actor goza de su momento y nos hace gozar a los demás. No soy capaz de concebir este montaje con unos actores que no sean lo que fueron y con un director que no sea quien es. Sanzol es valiente, audaz, un tipo que hay que tener en cuenta para el futuro, y vigilarlo muy de cerca porque sus textos y su dirección son deliciosos. Alguien que sabe que la comedia es ahora la forma teatral más eficaz para reflejar realidades y tratar temas peliagudos. Más de una docena de escenas unidas por un nexo temático: el veraneo. Y por otro dramático: el ritmo escénico. Todo ello en un cacho monte por escenografía que lo mismo sirve para evocar una playa que el patio de una casa. Abundan los motivos veraniegos que recuerdan veranos propios: las pipas, la bici, el nudismo, la fragilidad de los amoríos y la fuerza de la amistad. Algunas escenas merecen aquí una mención. Como la del etarra que procura reinsertarse en la sociedad mientras esta desconfía de su funda de guitarra, como la del torero que se replantea su carrera porque ha atropellado a su gato, la del la expresión de amor mediando un tronco de leña, la del guardia civil mirón que intenta ligar con una nudista o la del sexo en la casa rural por dinero, delicada de montar y fantásticamente resuelta. Apoteósica la escena del melón, increíblemente bella la de la embarazada que habla con su feto y le da consejos sobre la vida, aunque en un principio olía a momento naif de la noche. Bien está lo que bien termina: unos colegas de verano que huyen de una amiga de verano para evitar una incómoda segunda despedida que para nada mejoraría la primera. Pero también bien está lo que bien comienza: la interpretación de "Mi jaca" al más puro estilo verbenero o el dejar bien claro al público cuál va a ser el lenguaje de la obra y su propuesta escénica durante los diez primeros minutos. Y no traicionarse –dramáticamente hablando– después. Y hablando de traiciones, una frase impactante: “no perdono a Felipe González, porque me obligó a votar a Aznar”. Seguro que a esa media de edad tan poco estudiantil y tan entregada que se descojonaba con la obra también le impactó. ¿Cómo bajarla? Descuentos para estudiantes, coño.

3/11/11

LA COLMENA CIENTÍFICA (O EL CAFÉ DE NEGRÍN).




AUTOR: José Ramón Fernández
DIRECTOR: Ernesto Caballero
ESCENOGRAFÍA: Curt Allen Wilmer
ILUMINACIÓN: Juan Gómez Cornejo
VESTUARIO: Patricia Hitos
VIDEOESCENA: Álvaro Luna
PRODUCCIÓN: Centro Dramático Nacional/Residencia de Estudiantes/Teatro el Cruce
REPARTO: José L. Esteban, Paco Déniz, Lola Manzano, Paco Ochoa, Iñaki Rikarte, Pedro Ocaña
AFORO: completo
DURACIÓN: 75 minutos
LUGAR: Teatro Juan del Enzina, Salamanca, 28 de octubre de 2011, 22:00.
Según se acercaba el 28 de octubre, mi pesimismo menguaba en cuanto a la elección de La colmena científica (El café de Negrín) para inaugurar un teatro al que se le esperaba desde hace años. Sobre todo, tras la charla con un amigo de indudable criterio teatral que aseguraba que el montaje estaba bastante bien. Luego las casualidades comenzaron a surgir: el iluminador, Juan Gómez Cornejo, era el nuevo Premio Nacional de Teatro 2011 y, el mismo día R (de reapertura) se supo que su director, Ernesto Caballero, será el nuevo jefe del CDN en 2012. Para compensar, ya sentada en la butaca, me confesaron que uno de los actores había tenido que ser sustituido y que esa era su primera función.
Sin embargo, esos recelos se dispersaron durante los cinco primeros minutos de la representación. No percibí que el sustituto renqueara respecto a sus compañeros. De hecho, coral era la obra y coral su interpretación: ningún actor sobresalía por exceso ni por defecto. Y el espectáculo fue más que digno. Quizá no era un montaje para deslumbrar pero estaba bien construido y muy bien dirigido: había ingenio en la puesta en escena, mucha cabeza y sentido teatral, con algún toque de humor y ritmo medido. Con tres grandes virtudes que suelen escasear en estos tiempos teatrales: duración ajustadísima, armonía en su conjunto y ausencia de presunción. Y eso siempre se agradece.
Se agradece también que se demuestre, una vez más, que echar una ojeada a nuestro pasado nos ilumina sobre nuestro presente. Permanece el espíritu de la antigua Residencia de Estudiantes, cargado de optimismo, inquietudes intelectuales, intercambio de saberes e interacción entre disciplinas. Se muestra la especial y compleja relación entre maestro y alumno, pero también cómo la necesidad de mejorar el mundo obliga de manera individual a una implicación más activa en forma de compromiso político y sacrificio personal. Nos recuerda la importancia de la educación, lo imprescindible no solo de dar oportunidades sino también facilidades para formarse, de crear y mantener con mimo un grupo de investigadores en todos los ámbitos del saber, que ayude a avanzar a la sociedad.
Muy del gusto de los espectadores universitarios –por lo que nos gusta vivir de los créditos del pasado en la USAL– seguro que fue la evocación desde cierta melancolía de la vida en la Residencia, con alusiones a otros residentes como Luis Buñuel o Federico García Lorca, a las actividades deportivas, musicales y literarias, al igual que a las visitas de ilustres como Marie Curie o don Miguel de Unamuno. El contrapunto fueron las referencias a la Guerra Civil, cuyo inicio rompe la dinámica de la Residencia y lleva a los protagonistas a la muerte o, en el mejor de los casos, al exilio.
Una de las propuestas que más aceptación tuvo entre el público –un sector importante se ha formado ante la atenta y circunspecta mirada del busto de Unamuno– fue el planteamiento del personaje de nuestro exrector, verborreico y temperamental, en una interpretación simultánea a cuatro actores, en forma de coro. De igual manera, otras resoluciones escénicas, también muy teatrales, dejaron buen sabor de boca. Pienso tanto en los bailes para ayudar a la contextualización temporal, como en el juego con las sillas, válido para crear un microscopio o para formar una pequeña barricada.
Un acierto más: el tratamiento de las videoescenas. Sigo sosteniendo que en momentos de hipertecnologización, encontrar un punto mesurado es un punto a favor y una señal de inteligencia ya que lo fácil es recargar con tecnología o esconderse tras ella; lo difícil hacer teatro utilizando la tecnología como una herramienta más.
Y con esto, señores, se inauguró un teatro. Más que bien.

(Horas antes de la función había encontrado la tranquilidad al leer las siguientes palabras del que tendrá que lidiar con un cambio de gobierno, casi seguros recortes de presupuesto y la manida y cansina austeridad en el CDN: "Tened en cuenta que no vengo del teatro off, sino del teatro uf. Yo sé lo mucho que se puede hacer con muy poco dinero" E. Caballero)

29/10/11

CRÓNICA DE LA REAPERTURA DEL JUANDEL


Ya habían pasado de largo las 21:30 y yo todavía correteaba taconeando por la Plaza de Anaya. No es que me pudiera el ansia por ver la obra de desvirgamiento: es que llegaba tarde a la hora que yo misma, la que llevaba las invitaciones, había impuesto a mis vecinos de butaca. Allí estaba solo uno. El de siempre, cual gentleman. Por su parte, mis compañeras de fatigas teatrales y plataformiles habían decidido hacer uso del fashionably late.

Uno de nuestros padres fundadores dio la última consigna: como no estaba programada ninguna presentación ni tampoco ningún acto protocolario antes de la actuación, estaría bonito que rompiéramos a aplaudir en cuanto se hiciera el oscuro, como acto de alegría. No hubo posibilidad. El rector salió para decir unas cuantas palabras de agradecimiento. En la mano derecha, un micrófono; bajo el brazo izquierdo, la revista Llanto por la muerte del teatro Juan del Enzina. Me cogió tan desprevenida que apenas soy capaz de recordar sus palabras. Quizá habló de las ganas que había de que llegara el día 28 y del esfuerzo que había supuesto. Sé que escuché el nombre del profesor Emilio de Miguel y algo de que tenía -o eso creo- una nota suya que iba a leer. Tengo la imagen, eso sí, de que demostró cierta torpeza al leerla y al pasar las hojas. Estoy segura de que señaló la lucha de algunos estudiantes porque me entraron ganas de corregir: siempre fueron algunAs estudiantes. Y me parece que dijo algo de que esas personas, que no permitieron que el teatro cayera en el olvido y que se movieron para crear la revista que llevaba bajo el brazo, que leyeron la letanía paródica que se encontraba dentro y no me acuerdo de qué más. Para el aplauso del público, ya estaba agarrada a mi compañera de fatigas e intentaba manejar -también con cierta torpeza- la emoción y la sorpresa del momento.

Se agradece el agradecimiento. Al rector Daniel Hernández Ruipérez y al profesor Emilio de Miguel.

En cuanto al teatro he de decir que han conseguido mantener dos de las características que recordaba de él: es acogedor y tiene las butacas azules. Estas no son ni excesivamente cómodas como para quedarte dormido, ni excesivamente incómodas como para que cada vez que te muevas se oiga en las aulas del piso superior, sino todo lo contrario. Los asiduos al teatro en Salamanca agradecemos el graderío, pues asegura visibilidad desde cualquier punto. Parece tener buena acústica. Digo parece porque desde mi segunda fila no estaba para evaluar ese aspecto, aunque desde esa misma posición sí puedo avanzar que quizá en alguna obra algunos disfruten de la ropa interior de las actrices o de los brazos fornidos de algún actor. Llegado el caso, estoy segura de que no habrá problema para localizar las salidas de emergencia pues sus luces se distinguen SIN PROBLEMA. Dicen los que saben de esto que la inversión en equipación técnica es justa y necesaria. Todo nuevecito, aunque mejorable. Vamos, que en un futuro se puede complementar la equipación con una nueva inversión y poner Dolby, más focos...
Hay una sala de ensayos bastante cuca, dos camerinos que se comunican entre sí por el baño (wtf!!!!), almacenes de sobra para que los grupos universitarios puedan dejar sus trastos -digo yo-, despacho de los técnicos, despacho de producción (no comments).
El hall es estupendo para que se organicen los típicos corrillos o, incluso, para realizar actividades allí como exposiciones, algunas lecturas literarias de pequeño formato, alguna representación breve...
Y aunque despotriqué en su momento de la cristalera que hay en la entrada (pues era muy costosa y yo era más de aquellas butacas que se metían por debajo del graderío para que el escenario no fuera solo a la italiana), ahora reconozco que tiene sentido y le da luz a la entrada al teatro.
(Entre nosotros: siempre preferiré invertir en el interior del teatro antes que en el exterior del teatro).
Conclusión: muy buena obra.

Nota final: como no hubo vino de honor, ni siquiera un mísero calimocho de honor -mierda de crisis- algunas nos tuvimos que consolar con la celebración en un bar, con los actores y el director de La colmena científica (El café de Negrín) como vecinos de barra. Y brindamos, tras nueve años de cierre, por la reapertura de nuestro Juandel.


CONTRACRÓNICA DE LA REAPERTURA DEL JUANDEL.




SI YO FUERA...

Si yo fuera programadora del Juan del Enzina...

En un momento menos convulso que este, sin la crisis -ni la excusa de la crisis-, con suficiente antelación, presupuesto de sobra y una idea bien clara de lo que un Aula de Teatro tendría que ser, esta menda se hubiera montado una (re)inauguración con una duración parecida a la de una boda gitana y con el mismo espíritu festivo. Que un teatro no se abre todos los días.

La prueba del pañuelo pasaría por la exhibición del espacio ante prensa y el mundo del politiqueo universitario, local y regional, con su pequeño discurso y sus buenas intenciones. Luego unos pases para grupos de teatro, estudiantes de la universidad, profesores... para que tengan la oportunidad de conocer los entresijos del teatro.

La ceremonia de unión entre los contrayentes se celebraría en dos días: el oficial y el golfo.

Para el primero, el de las autoridades y demás, se me antoja un espectáculo barroco completo -llamadme clasicorra, que no hay problema-, un Perro del hortelano, por ejemplo. Que ¿por qué? porque es Lope, porque es comedia -y siempre es mejor inaugurar con alegría-, porque lo dirige Eduardo Vasco, porque es de la CNTC ¿más razones?
¿Qué pasa si no me puedo traer El perro del hortelano? Bueno, pues ahí está El alcalde de Zalamea, que Calderón no es manco y el montaje también hace gozar.
¿Y si la mariposa aletea y tampoco está disponible El alcalde de Zalamea??? Bueno, pues seguro que hay otro espectáculo de la CNTC, como los de la Joven...

(Atención: esto es una opción personal, me podría haber dado por barrer para casa y traer a Nao D'Amores o los Corsario. O por un Shakespeare, un Lorca o un Valle u otro clásico más moderno, postmoderno e internacional... pero es mi especulación y especulo como me place)

Para aderezar la primera sesión teatral, hubiera encargado -con tiempo, claro, no de un día para otro- a los grupos de teatro universitario que se lanzaran a hacer unos entremeses, una loa, una mojiganga, unos bailes... en el mismo escenario o en el hall del teatro. Así los grupos se sentiríanparte de los fastos, saben que este es su espacio y tienen la oportunidad de "presentarse en sociedad".

(Podría haber optado por darles un día para ellos... ¿pero cuál de todos los grupos? ¿bajo qué criterio un grupo actúa y los otros no?)

Eso como inauguración oficial. Y no me cortaría en absoluto en la duración. Muchos de los asistentes tardarán en regresar al teatro, por lo que quizá necesitarán una buena dosis de teatro en vena. Luego el vinillo de honor de siempre, para recuperar. Eso que no falte.

Para el día siguiente, dejaría los figurines en casa y convocaría a la comunidad universitaria. A ser posible, al alumnado. Y le deleitaría con el espectáculo más GOLFO que encuentre. Algo que diga: oye, somos un teatro universitario, no queremos hacer la competencia al Liceo (más que nada porque no tenemos columnas y se puede ver la escena desde cualquier punto de la sala), somos jóvenes y buscamos público joven, nos gusta el riesgo y la experimentación... ah, y somos alternativos. Y luego un calimocho de honor.

Como "alboreás" me puedo plantear un espectáculo de danza y/o, sin ser el espacio más apropiado, un grupo de música de la universidad, como la Big Band, por ejemplo.

Y, como colofón, el inicio de la primera actividad de teatro made in la Cátedra Juan del Enzina (aunque para eso la tendría que haber "re-activado"): una exposición de teatro en el hall, un seminario, un curso de teatro...

Y entradas numeradas, porfa. Y no dejaría al azar las invitaciones, que luego somos todos unos enfadicas.

Y como esto no deja de ser una elucubración, o un deseo, o un sueño.... y como los sueños, sueños son pues blablaba

25/10/11

REAPERTURA DEL TEATRO JUAN DEL ENZINA



(Por suerte, el texto que pego a continuación no se tendrá que volver a recitar. La reivindicativa orden trujamaniana colgará sus hábitos. No será necesario organizar recitales teniendo en cuenta el calendario de Champions, ni abordar a actores, escritores y directores para sumarlos a la causa universitaria. Los tiempos de escribir cartas a rectores haciendo comparaciones odiosas ojalá no tengan que repetirse. Los vicerrectores, directores de SAC, políticos locales varios y alguna que otra intérprete de Tres sombreros de copa ahora reconvertida en concejala respiran tranquilos. El AULA DE TEATRO JUAN DEL ENZINA de la Universidad de Salamanca, tras casi diez años de inexplicable cierre, una tapia que le convertía en espacio para cultivar champiñones, olvido institucional y mucha tontería de política universitaria y burocrática, POR FIN, vuelve a abrirse. El acto de inauguración será el 28 DE OCTUBRE, con EL CAFÉ DE NEGRÍN, de José Ramón Fernández, dirección de Ernesto Caballero y producción del Centro Dramático Nacional.
Ojalá todo este deseo y energía humana por parte de la Plataforma Juan del Enzina y de la Facultad de Filología, junto con el esfuerzo económico que se ha realizado desde la USAL y la JCYL se vean recompensados con una programación arriesgada e inteligente, así como por el interés de la universidad por potenciar el espacio como AULA DE TEATRO, en la que los estudiantes puedan realizar sus prácticas filológicas y teatrales.
Que haya MUCHA MIERDA)

LITURGIA PARA EL TEATRO “JUAN DEL ENZINA”
SOLISTA
CORO
Fernando de Rojas
Ruega por nosotros
Juan del Enzina
Ruega por nosotros
Lucas Fernández
Ruega por nosotros
Juan de la Cueva
Ruega por nosotros
Lope de Vega
Ruega por nosotros
Tirso de Molina
Ruega por nosotros
Calderón de la Barca
Ruega por nosotros
José Zorrilla
Los Quintero
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Ramón del Valle-Inclán
Ruega por nosotros
Jacinto Benavente
Los Machado
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Federico García Lorca
Ruega por nosotros
Miguel Mihura
Ruega por nosotros
Alejandro Casona
Ruega por nosotros
Antonio Buero Vallejo
Ruega por nosotros
De los enterradores del teatro
Líbranos, Señor
A los enemigos de la cultura
Que les den
De los culpables en la Universidad
de que el Juan del Enzina
esté tapiado y muerto
Líbranos, Señor
Al Ayuntamiento, a la Junta de Castilla y León, a los partidos, que recalifican terrenos, pero se olvidan del Juan del Enzina
Que les den
De los que piensan en celebrar el centenario de la Universidad, pero no se mueven para rehabilitar un teatro que lleva años muerto
Líbranos, Señor
A los responsables municipales que piden y piden exposiciones universales, pero pasan de la recuperación del Juan del Enzina
Que les den


Fernando Fernán Gómez
Ruega por nosotros
Nuria Espert
Ruega por nosotros
Carlos Hipólito
Ruega por nosotros
Rafael Álvarez “el Brujo”
Ruega por nosotros
José Luis Gómez
Els Joglars
Ruega por nosotros
Rogad por nosotros
Aitana Sánchez-Gijón
Ruega por nosotros
Miguel Ángel Solá
Ruega por nosotros
Blanca Oteyza
Ruega por nosotros
Héctor Alterio
Ruega por nosotros
Animalario
Rogad por nosotros
Amparo Baró
Ruega por nosotros
Josep María Flotats
Ruega por nosotros
José María Pou
Ruega por nosotros
Blanca Portillo
Rogad por nosotros

Calisto y Melibea
Rogad por nosotros
Don Juan y doña Inés
Rogad por nosotros
Adela y Pepe “el Romano”
Rogad por nosotros
Max Estrella y don Latino
Rogad por nosotros

A los responsables
De la muerte del Juan del Enzina
Que les den
A los que estiman las humanidades por la mitad de su valor real
Que les den
A los que no son capaces de encontrar dinero para las letras
Que les den
SOLISTA
Oh, Señor,
Tú que diste al hombre el don de la palabra y concediste a unos pocos el poder sublimarla en el teatro.
Tú que, cuando estás en forma, creas autores como Shakespeare, Molière, Lope de Vega o Calderón.
Tú que, cuando te esmeras, creas a Alberto San Juan, Miguel Ángel Solá, Ginés García Millán o Carmelo Gómez… sólo para hacer más grande el teatro.
Tú que permitiste que incluso en tiempos del dictador Franco los responsables de la Universidad de Salamanca crearan el Aula de Teatro Juan del Enzina, no permitas que tu siervo Enrique Battaner (o quien le sustituya) pase a la historia como el enterrador del teatro universitario en Salamanca.
Tú que haces que tu Iglesia nos dé lecciones de espectáculo teatral con ocasión de las exequias de tu siervo Juan Pablo II y la entronización de Benedicto XVI, permite que en el Juan del Enzina siga representándose teatro.
Tú que bendices bodas reales y otros fastos políticos faranduleros, ten piedad del teatro.
Tú que resucitaste a Lázaro, saca de la tumba al Juan del Enzina.
Y si los responsables de este asesinato cultural no te hicieran caso, Señor, que todas las voces que se han escuchado durante treinta años en el Juan del Enzina se conviertan en graznidos y resuenen cada noche en los oídos de ellos y sean para siempre su más cruel pesadilla.
CORO: Amén
SOLISTA
CORO
A los que dicen que el teatro ha muerto
Que les den por el bulo
(Tres veces)
SOLISTA
CORO
Que Talía y Terpsícore, las musas del teatro, estén siempre con vosotros
Y con tu espíritu
SOLISTA
CORO
Podéis ir en paz
Y no gracias al Rector

12/10/11

MARÍA SARMIENTO (comedia alorcada)



¿PARODIA?





MARÍA SARMIENTO (comedia alorcada)
AUTOR: Ernesto Caballero
DIRECCIÓN: Fernando Romo
ESCENOGRAFÍA y FIGURINES: Víctor Navarro
ESPACIO SONORO e ILUMINACIÓN: Álvaro Diéguez
MÚSICA ORIGINAL: Javier Limón
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Liza Bassi
COREOGRAFÍA: Genoveva Hita
REPARTO: Nieve de Medina, Canco Rodríguez, Carolina Lapausa, Maribel Vitar, Ana Vélez.
PRODUCTORA: Fuegos Fatuos-L.A.C-Mamáfloriana
AFORO: tres cuartos
LUGAR: Teatro Liceo, Salamanca, 8 de octubre de 2011, 21:00

Y mira que me cae bien a mí Ernesto Caballero. Lo que disfruté con ese increíble ejercicio dramatúrgico que fue Pepe el Romano, en el que ponía en escena la parte masculina de La casa de Bernarda Alba con una precisión exquisita en relación con la obra lorquiana.
Desconozco el texto de María Sarmiento. Sabía de su existencia y de su doble naturaleza paródica y lorquiana por lo que, en parte, vomito estas reflexiones sin distinguir bien si el objeto de ellas es sobre el texto de Caballero, la puesta en escena de Fernando Romo o tal vez es que afecta a ambos.
La obra está bien planteada. Comienza la acción y se respira Lorca. Abundan los motivos de sus obras, la escenografía y la estética parecen prometedoras, la obligada presencia musical anima, la atmósfera inicial andaluza podría corresponder a una de sus obras y los personajes son de indudable inspiración lorquiana. Petra, la madre castradora; María, más heredera de Doña Rosita y Mariana Pineda que de Adela; Nuria, que me recuerda a Magdalena y Lorenza a Martirio; el hombre, Sarmiento, como objeto de deseo.
Sin embargo, una buena situación de partida y unos personajes bien armados no aseguran un buen desarrollo. Ellas, encerradas por propia voluntad. Con calor, en Andalucía, necesitadas de “vidilla”. Aparece un bandolero, se sospecha el conflicto. Y ahí se queda. Llegado el momento, no estaba claro cuál era el rumbo que quería seguir la obra, si rendir un homenaje admirativo a Lorca o parodiarlo. O me lo plantearon de otra manera a como lo desarrollaron luego o yo no me enteré. Lo que está claro es que está situación de desconcierto y de falta de conexión con la escena me duró hasta que hubo un desvío producido por la aparición del personaje Guadalquivir (el río, sí) y la definitiva apuesta –para mí– por la burla y la parodia. Ahí fue cuando realmente me empezó a hacer gracia aunque, reconozcamos, que por aquel entonces ya no había mucho lorquismo por escena… Y es que si quieres parodiar, parodia bien. Hasta el final. Intentar parodiar para nada, es tontería.
Supongo que parte de la responsabilidad del aceptable sabor de boca final la tuvo Canco Rodríguez, que parece que está tocado con la varita de la vis comica. El resto del elenco –por cierto, casi todos chicos televisivos-, cumplió con su deber, especialmente Nieve de Medina y Carolina Lapausa.
María Sarmiento en FB.

27/7/11

LA VENGANZA DE DON MENDO












LA VENGANZA DE DON MENDOAUTOR: Pedro Muñoz Seca
DIRECCIÓN: Tricicle
VERSIÓN: Paco Mir
ESCENOGRAFÍA: Jon Berrondo
VESTUARIO: Marta Wazinger
DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Nicolás Fischtel
REGIDURÍA: Olalla Calvo
PRODUCCIÓN: Vania Producciones y Tricicle.
REPARTO: Javier Veiga, Laura Domínguez, Fermín Herrero, Carlos Heredia, Inma Ochoa, Frank Capdet, Maribel Lara, Pepa Zaragoza, Diego Molero, Toni González, Rosana del Carpio.
AFORO: completo
DURACIÓN: 80 minutos aproximadamente. Sin descanso
LUGAR: Teatro Liceo, Salamanca, 12 de febrero de 2011. 21:00 h.
Más info: www.tricicle.com

LOS NEGROS



















LOS NEGROSAUTOR: Jean Genet
DIRECCIÓN: Miguel Narros
ADAPTACIÓN: Juan Caño Arecha
ESCENOGRAFÍA: Andrea D’Odorico
VESTUARIO: Paco Delgado
ILUMINACIÓN: Juan Gómez Cornejo
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Luis Luque
PRODUCCIÓN: Producciones Faraute
REPARTO:Boré Buika, Ovono Candela, Claudia Coelho, D’Noé, Carmen Mangue, Eloisa Martín, Mansueto Manel, Patrick Mitogo, Elton Prince, Jennifer Rope, Leonid Simeón, Malcolm Sité, Marilyn Torres, Isaac Vidjrakou.
AFORO: mitad
DURACIÓN: 2 h. minutos aproximadamente. Sin descanso
LUGAR: Teatro Liceo, Salamanca, 14 de mayo de 2011. 21:00 h.
Más info: www.produccionesfaraute.com

26/4/11

MUESTRA DE TEATRO UNIVERSITARIO

MUCHA MIERDA A TODOS.
Si no recuerdo mal, las invitaciones se recogen en el mismo edificio a partir de las 18:30.

23/1/11

UN TRANVÍA LLAMADO DESEO





SEDA



UN TRANVÍA LLAMADO DESEOAUTOR: Tennessee Williams
DIRECCIÓN: Mario Gas
VERSIÓN: José Luis Miranda
ESCENOGRAFÍA: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso
ILUMINACIÓN: Juan Gómez Cornejo (AAI)
SONIDO Y MÚSICA ORIGINAL: Alex Polls
DISEÑO DE VIDEOESCENA: Álvaro Luna
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Montse Tixé
PRODUCCIÓN: Juanjo Seoane.
REPARTO: Vicky Peña, Roberto Álamo, Ariadna Gil, Alex Casanovas, Anabel Moreno, Alberto Iglesias, Pietro Olivera, Ignacio Jiménez, Jaro Onsurbe, Mariana Cordero.
AFORO: completo
DURACIÓN: 2:45 aproximadamente. Descanso de quince minutos.
LUGAR: Teatro Calderón, Valladolid, 16 de enero de 2011, 19:30


Es importante que el director tome decisiones y sea valiente. Mario Gas lo es. Y muy inteligente. Y con buen gusto. Y criterio teatral. Sabe que Un tranvía llamado deseo es pura seda; que una de “sus” actrices, Vicky Peña, podría interpretar sin ningún problema a Blanche y ha encontrado físicamente un Stanley con un indudable trabajo previo de calidad, Roberto Álamo. Luego, Mario Gas es lo suficientemente listo para saber que debe olvidarse de esa película de Elia Kazan (1951), que seguro ha admirado varias veces, y así partir, como solo un director con sentido común –no muchos– lo haría: del texto, de su protagonista, de Blanche. Ella, sus delirios, sus fantasías, su fragilidad emocional, su delicadeza chocan contra el muro pragmático, rudo, proletario y cuadriculado de Stanley, que tiene como consecuencia que Blanche termine por romper el hilo de conexión con la realidad y pierda la lucidez mental. A Tennessee Wiliams le interesa el obsoleto y diferente mundo de Blanche, no el de Stanley. Desde luego, todos recordaremos la interpretación de Marlon Brando en aquella película. Sin embargo, si se acude a la representación pensando en la película y en la camiseta de Marlon Brando es mejor no ir: en este viaje en tranvía no son necesarias estas alforjas.
Quien se ha venido con peso de más es Roberto Álamo. Y no estoy hablando del físico. Fascinante y emocionante interpretación (hasta la lágrima) como Urtain, en Urtain; como Stanley le faltaba, bajo mi punto de vista, ser el muro firme y duro con el que se choca Blanche. Durante varios momentos, tuve la seguridad de estar viendo a Urtain y no a Stanley. Esto se puede explicar, que no justificar, si se sabe que se ha entregado en cuerpo y alma a Urtain durante dos años y pico, que no ha habido personaje teatral de obligada transición y desconexión y que entre Urtain y Stanley hay puntos comunes físicos y de personalidad (rudeza, personalidad violenta…), aunque también de diferencia: la fragilidad emocional del primero, frente a la falta de empatía del otro y su carácter categórico. Solo en determinados momentos se le vio como un verdadero Stanley y, desde luego, la escena de la agresión a Stella es una de ellas.
Ariadna Gil y Alex Casanovas tuvieron el papel de dar la réplica sin reclamar protagonismo en dos secundarios, Stella y Mitch, difíciles pues si están mal interpretados la obra desmejora y, sin embargo, si están bien no se nota demasiado. Me gustó bastante Ariadna Gil como Stella, me encantó su comienzo, sin embargo, su parte dramática del final me resultó forzada (por cierto, ¿por qué salen durante toda la obra por la “puerta”, situada en el lateral y en el final por el centro? ¿Es también una puerta o era una ventana?). La maravillosa voz de Alex Casanovas podría llenar una interpretación, pero él no se quedó ahí e impulsó la obra en cada una de sus escenas, entre las que destacan las que tenía con Vicky Peña, cuya conexión en escena es muy de agradecer.
Esta es una actriz deliciosa. Me refiero a Vicky Peña y su magnífica y redonda interpretación de Blanche: es exquisita, muy, muy creíble. Su trabajo es impecable de principio a fin. La transición a la locura es sutil y medidísimamente gradual, ejemplificada en su magnífica modulación de voz. Encarna a la perfección la altivez, la finura, la fragilidad de una señorita de sociedad con un pasado turbio que desea mantener oculto. Es seda de la buena, como el texto.
No me sorprendió que la escenografía un tanto asfixiante, la cuidada música y las videoescenas no restaran ni protagonismo ni fuerza a la escena sino que ayudaran a crear ambientes y reforzaran información. Me gustaron especialmente las videoescenas, quizá por haber asistido a tantos espectáculos en los que se abusaba de las proyecciones cuando, en este caso, están tan bien introducidas, sobre todo, la de la violación. Y todo esto se debe a que la obra está dirigida por una persona cabal, Mario Gas, quien busca la coherencia y el espectáculo armónico, redondo; quien conoce los textos en profundidad y parte de un análisis textual siempre inteligente para así enviar un mensaje siempre desde la cabeza y el corazón; quien dirige con mano suave, pero firme.