30/12/12

ADÓPTAME, ADÁPTAME: El Búscón, de Quevedo y Niebla, de Unamuno



EL BUSCÓN DE QUEVEDO



DIRECCIÓN Y ADAPTACIÓN: Alfonso Zurro, a partir de la obra de Francisco de Quevedo
ESCENOGRAFÍA y VESTUARIO: Curt Allen Wilmer
ILUMINACIÓN: Florencio Ortiz
MÚSICA: Jasio Velasco
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Verónica Rodríguez
PRODUCCIÓN: Teatro Clásico de Sevilla/Teatro de la Jácara
REPARTO: Pablo Gómez-Pando, Manuel Monteagudo, Manuel Rodríguez, Antonio Campos, Juan Motilla, Mª Paz Sayago, Paqui Montoya.
DATOS DE LA FUNCIÓN: Patio del Colegio Fonseca, Salamanca,  17 de julio de 2012.
Este Buscón es la segunda adaptación que veo de la novela picaresca de Quevedo en pocos años. La anterior, la de Alonso de Santos, pretendía hacer una traslación del argumento de la novela a las tablas. Esta intenta ir más allá y no solo hacernos ver cuán corrupta y era la sociedad de Pablos, sino establecer un paralelismo directo entre la sociedad del siglo XVII y la de XXI, es decir, que propone una interpretación. Esto se consigue mediante la técnica de las escenas alternas interpretadas por los mismos actores: un buen trabajo que salvan de largo. Sin embargo, aunque sobre el papel la propuesta parece que está más que justificada y que tiene consistencia, en la puesta en escena no aparece de esta manera. Tal vez sea porque son demasiadas escenas de “trama autoconclusiva” o porque quizá habría que darle otra vuelta de tuerca en ese objetivo de asociar la sociedad del siglo XVII con la del XXI y buscar otro más efectivo y teatral.


NIEBLA





AUTOR: Pólluz Hernúñez, a partir de la novela de Miguel de Unamuno
DIRECCIÓN, ESCENOGRAFÍA Y ESPACIO ESCÉNICO: José Antonio H. Sayagués
ILUMINACIÓN: AGM Sistemas
VESTUARIO: Miguel Ángel Milán
ATREZZO: Daniel Hernández y Pablo Nuño
AYUDANTE DE DIRECCIÓN y PRODUCCIÓN EJECUTIVA: Nuria Galache
REPARTO: Juan Luis Sara, Iván Gisbert, Nuria Galache, Lola Serrano, Guillermo Amaya, Raquel Pérez Mateos, Beatriz Serrana Bertos (chelo)
DATOS DE LA FUNCIÓN: Estreno absoluto. Teatro Liceo de Salamanca, 6 de octubre de 2012.

          Los estrenos me dan pereza: hay nervios, las tuercas escénicas no están engrasadas por completo, todo es muy emotivo y una gran parte del público está relacionada con el ámbito de la compañía. Y si estamos hablando de que Salamanca conmemora a uno de sus símbolos literarios con esta adaptación de una de sus novelas, pues imagínense el nivel de emotividad que había en el ambiente. Sin embargo, el deber es el deber y fui a la cita teatral de la adaptación Niebla, que además resultó grata.
Para contrarrestar, señalaré lo mucho que me place que el encargo haya sido a una compañía local, la del televisivo José Antonio Sayagués, y que respalden y apoyen la producción casera: que haya más así.
La primera pregunta que se me plantea es ¿por qué Niebla? A simple vista, la respuesta parece fácil: porque fue escrita en Salamanca (en la casa del Rector ahora Casa de Unamuno), porque una parte transcurre en Salamanca y porque quien conmemora es Salamanca. Y bueno, también está esa irresistible tentación de convertir –y exhibir– a Unamuno como personaje dramático pues, como es sabido, Augusto Pérez, el protagonista de la novela, se marca un dialogazo con Unamuno al final de ella.
Y, efectivamente, lo más interesante del montaje es ese encuentro Augusto-Unamuno. Y Unamuno en general –en detrimento, cuidado, de la historia de Augusto–. Los monólogos del comienzo, final y las apariciones constantes del escritor intercaladas en la historia de Augusto y, sobre todo, cómo todo confluye en ese encuentro me llevan a preguntarme: ya que tanto interés en Unamuno, ¿por qué no haber desarrollado ese episodio y haber jugado con ello en vez de intentar abarcar la globalidad de una novela de más de doscientas páginas? Es idea. Mucho teatro se necesita para plasmar escénicamente la complejidad de las ideas unamunianas. De hecho, ya le costaba al propio Unamuno hacerlo.
Por lo demás, solo señalar el gran y digno trabajo que hacen los actores, –a la altura de otras compañías de la ciudad–, añadiendo una nota disonante: en general, la escenografía no iba a juego con el resto del montaje, ni me dio la impresión de que facilitara la acción.

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