29/11/09

EXITUS


SALIDA MORTAL



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EXITUS
AUTORÍA, DIRECCIÓN E INTERPRETACIÓN: Diego Lorca, Pako Merino
DISEÑO DE ESCENOGRAFÍA: Jordi Soler I Prim
DISEÑO DE VESTUARIO: Pedro Moreno
DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Miguel Muñoz
DISEÑO DE SONIDO: Jonathan Bernabeu
VESTUARIO: Mireia Roy
PRODUCCIÓN: Titzina Teatre
AFORO: Mitad
DURACIÓN: 1h 15 min, sin descanso
LUGAR: Teatro Liceo, Salamanca, 28 de noviembre de 2009, 21:00.

Una acude al teatro demasiadas veces por un texto conocido, un actor de renombre, un director reputado… y, de repente, cuando menos se lo espera, va al teatro no sé sabe bien porqué extraña motivación, sin referencias de ningún tipo, y se da de bruces con un espectáculo sorprendente, de esos que dan envidia, de esos que a una le gustaría dirigir o interpretar.
Desde luego, Pako Merino y Diego Lorca me han dejado un sabor extraño y sabroso, una mezcla de envidia, disfrute y admiración, de motivación para crear, de ánimo para no permitirme aburguesar teatralmente al elegir espectáculos. El sabor también ha sido duro, delicado, difícil aunque con apariencia de digestión suave. Ese es uno de los grandes aciertos del montaje: el haber tratado un tema no habitual en los escenarios como es el de la acción de morir desde la cercanía humana y la distancia teatral, sin caer en la sensiblería llorona.
Ese pudor de trato, esa huida del sentimentalismo y emoción fácil en los momentos dramáticos quizá vengan de su formación de la escuela de Lecoq. La precisión milimétrica en movimientos y cambios de escena, la composición esencialmente física de personajes, los rapidísimos cambios de personaje en tan solo un segundo (o quizá menos), el control de energía y ritmo de obra, la escucha del público y su manejo también huelen a Lecoq, pero gracias a los dioses teatrales que su formación de escuela –¡y en esa rigurosa escuela!- no les ha encorsetado ni les ha capado la imaginación, como a veces pasa.
Descomposición caleidoscópica de la historia en escenas que debe ser reconstruida por el espectador, un magnífico puzzle que cobra tan duro sentido al final de la función; seriedad al tratar un tema como el de la muerte introduciendo, dosificada y acertadamente, destellos de humor; uso eficaz e imaginativo de la escenografía y el atrezzo, con unos paneles que se convertían en el tercer actante del montaje; escena final redonda y antológica sin exhibiciones ególatras de la capacidad interpretativa de los actores… Admirable. Eran precisos hasta para saludar.

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