12/10/11

MARÍA SARMIENTO (comedia alorcada)



¿PARODIA?





MARÍA SARMIENTO (comedia alorcada)
AUTOR: Ernesto Caballero
DIRECCIÓN: Fernando Romo
ESCENOGRAFÍA y FIGURINES: Víctor Navarro
ESPACIO SONORO e ILUMINACIÓN: Álvaro Diéguez
MÚSICA ORIGINAL: Javier Limón
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Liza Bassi
COREOGRAFÍA: Genoveva Hita
REPARTO: Nieve de Medina, Canco Rodríguez, Carolina Lapausa, Maribel Vitar, Ana Vélez.
PRODUCTORA: Fuegos Fatuos-L.A.C-Mamáfloriana
AFORO: tres cuartos
LUGAR: Teatro Liceo, Salamanca, 8 de octubre de 2011, 21:00

Y mira que me cae bien a mí Ernesto Caballero. Lo que disfruté con ese increíble ejercicio dramatúrgico que fue Pepe el Romano, en el que ponía en escena la parte masculina de La casa de Bernarda Alba con una precisión exquisita en relación con la obra lorquiana.
Desconozco el texto de María Sarmiento. Sabía de su existencia y de su doble naturaleza paródica y lorquiana por lo que, en parte, vomito estas reflexiones sin distinguir bien si el objeto de ellas es sobre el texto de Caballero, la puesta en escena de Fernando Romo o tal vez es que afecta a ambos.
La obra está bien planteada. Comienza la acción y se respira Lorca. Abundan los motivos de sus obras, la escenografía y la estética parecen prometedoras, la obligada presencia musical anima, la atmósfera inicial andaluza podría corresponder a una de sus obras y los personajes son de indudable inspiración lorquiana. Petra, la madre castradora; María, más heredera de Doña Rosita y Mariana Pineda que de Adela; Nuria, que me recuerda a Magdalena y Lorenza a Martirio; el hombre, Sarmiento, como objeto de deseo.
Sin embargo, una buena situación de partida y unos personajes bien armados no aseguran un buen desarrollo. Ellas, encerradas por propia voluntad. Con calor, en Andalucía, necesitadas de “vidilla”. Aparece un bandolero, se sospecha el conflicto. Y ahí se queda. Llegado el momento, no estaba claro cuál era el rumbo que quería seguir la obra, si rendir un homenaje admirativo a Lorca o parodiarlo. O me lo plantearon de otra manera a como lo desarrollaron luego o yo no me enteré. Lo que está claro es que está situación de desconcierto y de falta de conexión con la escena me duró hasta que hubo un desvío producido por la aparición del personaje Guadalquivir (el río, sí) y la definitiva apuesta –para mí– por la burla y la parodia. Ahí fue cuando realmente me empezó a hacer gracia aunque, reconozcamos, que por aquel entonces ya no había mucho lorquismo por escena… Y es que si quieres parodiar, parodia bien. Hasta el final. Intentar parodiar para nada, es tontería.
Supongo que parte de la responsabilidad del aceptable sabor de boca final la tuvo Canco Rodríguez, que parece que está tocado con la varita de la vis comica. El resto del elenco –por cierto, casi todos chicos televisivos-, cumplió con su deber, especialmente Nieve de Medina y Carolina Lapausa.
María Sarmiento en FB.

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