23/1/11

UN TRANVÍA LLAMADO DESEO





SEDA



UN TRANVÍA LLAMADO DESEOAUTOR: Tennessee Williams
DIRECCIÓN: Mario Gas
VERSIÓN: José Luis Miranda
ESCENOGRAFÍA: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso
ILUMINACIÓN: Juan Gómez Cornejo (AAI)
SONIDO Y MÚSICA ORIGINAL: Alex Polls
DISEÑO DE VIDEOESCENA: Álvaro Luna
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Montse Tixé
PRODUCCIÓN: Juanjo Seoane.
REPARTO: Vicky Peña, Roberto Álamo, Ariadna Gil, Alex Casanovas, Anabel Moreno, Alberto Iglesias, Pietro Olivera, Ignacio Jiménez, Jaro Onsurbe, Mariana Cordero.
AFORO: completo
DURACIÓN: 2:45 aproximadamente. Descanso de quince minutos.
LUGAR: Teatro Calderón, Valladolid, 16 de enero de 2011, 19:30


Es importante que el director tome decisiones y sea valiente. Mario Gas lo es. Y muy inteligente. Y con buen gusto. Y criterio teatral. Sabe que Un tranvía llamado deseo es pura seda; que una de “sus” actrices, Vicky Peña, podría interpretar sin ningún problema a Blanche y ha encontrado físicamente un Stanley con un indudable trabajo previo de calidad, Roberto Álamo. Luego, Mario Gas es lo suficientemente listo para saber que debe olvidarse de esa película de Elia Kazan (1951), que seguro ha admirado varias veces, y así partir, como solo un director con sentido común –no muchos– lo haría: del texto, de su protagonista, de Blanche. Ella, sus delirios, sus fantasías, su fragilidad emocional, su delicadeza chocan contra el muro pragmático, rudo, proletario y cuadriculado de Stanley, que tiene como consecuencia que Blanche termine por romper el hilo de conexión con la realidad y pierda la lucidez mental. A Tennessee Wiliams le interesa el obsoleto y diferente mundo de Blanche, no el de Stanley. Desde luego, todos recordaremos la interpretación de Marlon Brando en aquella película. Sin embargo, si se acude a la representación pensando en la película y en la camiseta de Marlon Brando es mejor no ir: en este viaje en tranvía no son necesarias estas alforjas.
Quien se ha venido con peso de más es Roberto Álamo. Y no estoy hablando del físico. Fascinante y emocionante interpretación (hasta la lágrima) como Urtain, en Urtain; como Stanley le faltaba, bajo mi punto de vista, ser el muro firme y duro con el que se choca Blanche. Durante varios momentos, tuve la seguridad de estar viendo a Urtain y no a Stanley. Esto se puede explicar, que no justificar, si se sabe que se ha entregado en cuerpo y alma a Urtain durante dos años y pico, que no ha habido personaje teatral de obligada transición y desconexión y que entre Urtain y Stanley hay puntos comunes físicos y de personalidad (rudeza, personalidad violenta…), aunque también de diferencia: la fragilidad emocional del primero, frente a la falta de empatía del otro y su carácter categórico. Solo en determinados momentos se le vio como un verdadero Stanley y, desde luego, la escena de la agresión a Stella es una de ellas.
Ariadna Gil y Alex Casanovas tuvieron el papel de dar la réplica sin reclamar protagonismo en dos secundarios, Stella y Mitch, difíciles pues si están mal interpretados la obra desmejora y, sin embargo, si están bien no se nota demasiado. Me gustó bastante Ariadna Gil como Stella, me encantó su comienzo, sin embargo, su parte dramática del final me resultó forzada (por cierto, ¿por qué salen durante toda la obra por la “puerta”, situada en el lateral y en el final por el centro? ¿Es también una puerta o era una ventana?). La maravillosa voz de Alex Casanovas podría llenar una interpretación, pero él no se quedó ahí e impulsó la obra en cada una de sus escenas, entre las que destacan las que tenía con Vicky Peña, cuya conexión en escena es muy de agradecer.
Esta es una actriz deliciosa. Me refiero a Vicky Peña y su magnífica y redonda interpretación de Blanche: es exquisita, muy, muy creíble. Su trabajo es impecable de principio a fin. La transición a la locura es sutil y medidísimamente gradual, ejemplificada en su magnífica modulación de voz. Encarna a la perfección la altivez, la finura, la fragilidad de una señorita de sociedad con un pasado turbio que desea mantener oculto. Es seda de la buena, como el texto.
No me sorprendió que la escenografía un tanto asfixiante, la cuidada música y las videoescenas no restaran ni protagonismo ni fuerza a la escena sino que ayudaran a crear ambientes y reforzaran información. Me gustaron especialmente las videoescenas, quizá por haber asistido a tantos espectáculos en los que se abusaba de las proyecciones cuando, en este caso, están tan bien introducidas, sobre todo, la de la violación. Y todo esto se debe a que la obra está dirigida por una persona cabal, Mario Gas, quien busca la coherencia y el espectáculo armónico, redondo; quien conoce los textos en profundidad y parte de un análisis textual siempre inteligente para así enviar un mensaje siempre desde la cabeza y el corazón; quien dirige con mano suave, pero firme.

2/1/11

3 PROPÓSITOS Y 7 DESEOS DE AÑO NUEVO.






PROPÓSITOS
• No volver a quedarme con ganas de ver un espectáculo. Si hay que ir a otra ciudad por un montaje que merezca la pena, se va.
• Almagro, Mérida y Ciudad Rodrigo. De este verano no pasa. Olmedo merece la pena.
• Ser arriesgada en la selección de espectáculos para no perder el efecto sorpresa pero también selectiva.
DESEOS
• Que se mantenga el nivel de programación del FÁCYL.
• Que la programación no se vuelva más exigua en Salamanca.
• El regreso del ciclo Sala Marte de teatro (¡y poesía!)
• Espíritu renovador y de superación en el teatro made in Salamanca
• Una programación de verdad en el Principal de Zamora.
• Que se reconozca la labor del Teatro Español como centro de agitación, difusión y creación teatral.
• La finalización de las obras del Teatro de la Comedia (CNTC, Madrid) y del Aula de Teatro Juan del Enzina (Salamanca) y, por Lope, que se re-inauguren decentemente.
OJALÁ.

VISTA ATRÁS. EL 2010 SEGÚN EL 2011.












VISTA ATRÁS. EL 2010 SEGÚN EL 2011.


30 espectáculos. Menos que otros años, menos decepciones, más selección, menos programación, más amigueo, menos FÁCYL, más rememoraciones, menos teatro de calle, más obras para el recuerdo. Más calidad, creo.
8 obras made in Salamanca. Desde luego el café-teatro se llevó la palma con un Absurdos que no estuvo mal aunque puede dar mucho más de sí; dos Kakareando (o cacareando, ya no sé) que mejora cada día; una sorprendente y agradable Orquesta Torbellino; y el deseado regreso en dos ediciones (primavera y otoño) calcadas entre sí del Gran Café Teatro, si no fuera porque se celebraron en lugares diferentes. Tan solo dos espectáculos de sala, uno de ellos universitario y muy largo: Estocolmo. Y un Veneno que supuso un cambio de rumbo de Intrussión hacia otros lares dramatúrgicos. ¿Por qué tan poco teatro de sala made in Salamanca? Pereza. Conocidos casi todos, solo voy a lo que me interesa por calidad (y simpatía personal-teatral), con la esperanza de que todos luchen por superarse a sí mismos.
7 textos contemporáneos 19:30, La charca inútil, Urtain, El cerco de Leningrado, 2036 Omena-G, Veneno y Un dios salvaje, montaje español con texto francés. Para que luego digan que no hay dramaturgos, ni textos de calidad. Todos ellos mostraron frescura y estaban bien construidos. En 19:30 y La charca inútil mediaba Adolfo Fernández: en el primero, buen elenco, buena dirección; en la segunda, delicadeza absoluta para tratar un tema tan complicado como las secuelas por los atentados del 11 M. El cerco de Leningrado fue un montaje honroso para un texto difícil. 2036 Omena-G supuso el autohomenaje de la despedida de un director, con la acostumbrada excelencia en la puesta en escena. Un dios salvaje, un elenco mediático que resolvió estupendamente un texto de la Rezza, no tan maravilloso como anteriores.
6 “con ganas de”. Glengarry Glen Rose con Carlos Hipólito y Ginés García Millán, La moza del cántaro de la Joven CNTC, Angelina o el honor de un brigadier dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente, la Feria de Teatro de Ciudad Rodrigo, Festival de Almagro, Festival de Mérida. Aish! Otra vez será.
5 FÁCYLES y varios FAQUIRES. El cambio de programador trajo un necesario cambio de aires que se agradeció notablemente. La calidad de los montajes, en general, era para mí media alta: atrás quedó ese medio antes de entrar a la sala porque la obra podía ser una maravilla de los dioses del teatro (Petiteshistoires.com) o una gran cagada (para olvidar). Ahora parece todo mucho más equilibrado, estuviera cerca de tus gustos personales o no, si te compras una entrada, vas con la tranquilidad de saber que aquello está muy bien hecho. Pororoca me gustó. Orfeo y Eurídice y Stemmer estuvieron bien aunque no sean mi estilo. Dogville me sorprendió muy gratamente y Gnosis, simplemente, me hizo levantar del asiento junto al resto del público para aplaudir a ese privilegiado de la danza. Que todo siga así, a pesar de la bajada de presupuesto.
4 estaciones, 4 obras. Primavera, Urtain. Verano, Gnosis. Otoño, El alcalde de Zalamea. Invierno, Todos eran mis hijos. Espectáculos como estos son los que te atrapan, te zambullen en lo que sucede en el escenario, te emocionan: dan sentido al teatro. Gran apoteosis final de año en Valladolid con Miller, Tolcachir, Hipólito y Muñoz.
3 clásicos. La CNTC mostró doble personalidad con tan buenos actores y tantos recursos técnicos y económicos. La cara: El alcade de Zalamea. La cruz: El condenado por desconfiado. Bien está lo que bien comienza, Calígula se rebeló como un montaje de mucha calidad gracias a la inteligencia de su director y al trabajo de compañía. La sorpresa clásica se la llevó Himenea a final del año.
2 refritos. Trampa mortal se volvió a montar con su protagonista anterior en un montaje comercial propio para visitar una ciudad en fiestas; El pisito, fue una adaptación de la película que funcionó gracias, fundamentalmente, a que su cómico tiró de recursos.
1 decepción. El mal de la juventud.
El espectáculo del año: URTAIN. Y de 2009 y de 2008. La primera vez siempre es inesperada, impresionante. La segunda fue en el Teatro Liceo y, aunque la maquinaria estaba más que engrasada, se notó el cambio de espacio en la parte técnica. Y a la tercera fue la vencida, pero la de la perfección teatral: la obra no solo no había perdido toda la intensidad y emoción tras la gira sino que se había incrementado con la apoteosis de la cercanía de los premios MAX, la grandísima acogida de público durante la gira y el cambio de actor en el personaje del Presentador que no hizo más que darle agilidad, energía y exhibición.
1 actor. Roberto Álamo no interpreta a Urtain, es Urtain. Su entrega absoluta al personaje, su comprensión, su humanidad son admirables. Emociona y se emociona. Da al público y recibe con humildad. Es puro corazón, verdad interpretativa. Una bestia escénica. Su interpretación, sus detalles son tan dignos de recordar como la interpretación de un grande. Roberto Álamo es grande, inmenso.