23/5/10

LA CHARCA INÚTIL


DE OLVIDOS, QUEJAS Y ESPECTÁCULOS BIEN HECHOS




LA CHARCA INÚTIL
AUTOR: David Desola
DIRECCIÓN: Roberto Cerdá
ESCENOGRAFÍA y VESTUARIO: Ikerne Giménez
DISEÑO DE ILUMINACIÓN: Pedro Yagüe
ESPACIO SONORO: Mariano Marín
AYUDANTE DE DIRECCIÓN: Joan Espasa
DISTRIBUCIÓN: Emilia Yagüe Producciones
INTÉRPRETES: Adolfo Fernández, Sonia Almarcha, Miguel Palenzuela.
AFORO: Lleno
DURACIÓN: 1 h 10 min.
LUGAR: Teatro Liceo, Salamanca 27 de marzo de 2010, 21:00



Me quejo de que se me olvidan obras que he visto y que me han gustado. Me quejo cuando conozco a un actor y no recuerdo haberlo visto protagonizar, por ejemplo, El señor Ibrahim y las flores del Corán. Y eso que unas incómodas lágrimas se me escaparon durante la representación. ¿Cómo puedes olvidar la cara de un actor que te ha hecho llorar? Creo que eso se merece una nueva sección. Ahora vayamos a lo que importa.
Asistí a la representación de La charca inútil el día mundial del teatro y hasta hoy no me he animado a hacer la crítica. Y eso que me gustó. Luego me quejo, claro.
El protagonista me interesa muchísimo, sobre todo desde que le vi interpretar a Millán Astray en aquella obra que pasó por el Fonseca cuyo nombre no recuerdo (no es coña). En esta ocasión muestra un registro totalmente diferente que salva no con tanta exhibición interpretativa como en aquella ocasión, sino sabiendo colocarse en su sitio, casi de puntillas, pero está tan tan bien que casi no se nota, lo cual hace que me guste aun más. Lo mismo puedo hacer del resto del reparto. Nada que decir excepto chapó.
A David Desola le tengo echado el ojo como dramaturgo desde hace tiempo. Lleva en mi mente desde hace años. Continúo con mi ojo echado porque la obra no está mal escrita. La mejor virtud es, a mi juicio, haber sabido mantener el interés del espectador ante una historia que, en principio, podía haberse caído y, además, haber conseguido que al espectador se le pusieran los pelos de los brazos de punta cuando, por un detalle, se revela qué había pasado con el hijo de la protagonista, centro del conflicto ausente o quién es verdaderamente Hierofante. Lo malo, el final, un tanto naïf y previsible. No se puede ser perfecto.
Bien por Roberto Cerdá. Gran trabajo. Medido, discreto. Se agradece ver una obra como estas el día del teatro, aunque luego me olvide de lo que me gusta.

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